Se conoce como Grito de Asencio a la decisión tomada por criollos de la Banda Oriental el 28 de febrero de 1811 a orillas del arroyo Asencio, de emprender las primeras acciones revolucionarias contra la Corona de España.
Al producirse la Revolución de Mayo en Buenos Aires, la Banda Oriental permaneció, en líneas generales, fiel al gobierno español, que trasladó su base regional a Montevideo. Sin embargo, entre la población, fundamentalmente de la campaña, comenzó a generarse un movimiento de opinión favorable al movimiento revolucionario. En enero de 1811 Francisco Javier de Elío volvió a Montevideo desde España con el título de Virrey. Desde ese momento inició los preparativos para declarar la guerra a Buenos Aires, lo que hizo el 12 de febrero. Para ello tomó una serie de medidas fiscales que le permitían hacerse de recursos: regularización de títulos de propiedad de tierras para el pago de la contribución, solicitud de donativos patrióticos, impuestos a las importaciones de cuero, tabaco, control del contrabando permitiendo el comercio sólo a buques autorizados y a través de intermediarios nacionales.
Estas medidas perjudicaron a hacendados, comerciantes, barraqueros y navieros en su actividad mercantil, que venía decayendo por la situación de crisis y el control español del comercio, ya que impedía el comercio con los ingleses. A estas medidas se sumaron empréstitos forzosos al clero, empleados, propietarios, artesanos, hacendados, comerciantes y el uso de la fuerza para coaccionar a los pueblos a reconocer la autoridad española en Montevideo.
En consecuencia, algunos jefes militares al servicio del gobierno español, pero con gran asidero en la campaña oriental, se pasaron al bando revolucionario, como fue el caso de José Artigas el 15 de febrero de 1811, quien abandonó las fuerzas españolas de Colonia del Sacramento y solicitó auxilios al gobierno de Buenos Aires para los levantamientos en la campaña. Pero los preparativos revolucionarios habían comenzado en diciembre de 1810, cuando el alférez Justo Correa fue enterado de la posible presencia de tropas porteñas en el territorio de la Banda Oriental. Inmediatamente dio paso a la convocatoria a desertores y paisanos a levantarse en armas. Desde todos los rincones se movilizaron los hombres, acudiendo al llamado de los caudillos locales. En enero de 1811 Pedro José Viera, conocido como Perico El Bailarín, se sumó al llamado de Correa con veintiocho hombres. En febrero le siguió Venancio Benavides. El día 24 de febrero llegó la esperada noticia, la declaración de guerra por parte de Buenos Aires. Ya para el 26 los patriotas, ocultos en un bosque sobre el arroyo Asencio en el actual departamento de Soriano, eran unos trescientos mil. El Grito de Asencio El 28 de febrero el contingente de revolucionarios decidió emprender las primeras acciones. Al día siguiente tomaron las cercanas poblaciones de Mercedes y Santo Domingo de Soriano.
Con Benavides al mando de las tropas, los revolucionarios capturaron luego las poblaciones de El Colla, actual Rosario, el 20 de abril y San José, el 25 de abril. El 26 de mayo sitiaron Colonia del Sacramento, que cayó una semana después. El incipiente movimiento recibiría un fuerte impulso con la incorporación de Artigas, que prontamente se convertiría en el líder de la revolución en el litoral rioplatense.
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